Hola a todos, hoy traigo un nuevo relato gratuito, en su día iba para una antología solidaria en el grupo de las Lunitas. Ahora mismo está registrada en SafeCreative: 1902179969999. Espero que os guste. Es un relato lésbico.
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Años después…
Éramos libres, vivíamos en nuestro propio clan, las tres. Mi
mujer Carla y yo, con nuestra hija. Nuestras familias nos habían prohibido
muchas cosas durante nuestra juventud pero ahora viéndolo desde fuera no nos
hemos sentido tan bien como hasta ahora…
El cielo estaba despejado, Carla y yo paseábamos de la mano
como cualquier otra pareja, era de las pocas cosas que años atrás podíamos
hacer juntas sobre todo por las familias que habíamos tenido.
Nuestros padres no habían
entendido el amor que sentíamos la una por la otra, lo consideraban algo mal
visto. Quien lo pensaría en el siglo XXI. Pues sí, así que las dos decidimos
esconderlo y por aquel entonces solo vernos en los paseos nocturnos que
hacíamos ambas.
Si amigos sí, la vida
era así de injusta. Siempre nos preguntábamos ¿por qué dos mujeres en este
siglo no se podían amar?
Pues bien, según nuestras
familias: primero porque era pecado, segundo porque estaba mal visto y por
último ser de diferentes clanes.
El mejor momento para
pasear era cuando la luna era completamente llena, ya que juntas conseguíamos
lo que nadie hasta ahora había conseguido, el no transformarse. Además era
cuando nos dejaban nuestras familias. Aunque luego todo cambió para bien.
Teníamos otra
posibilidad casarnos en secreto como otras parejas lo habían hecho y fugarnos.
Pero no podíamos…Os contaremos nuestra historia.
LÚA
Mi nombre es Lúa, soy una hija de la luna, mis padres me
tuvieron junto a cinco hermanos más. Dos de ellos no sobrevivieron al parto y
uno de los restantes murió en su primera transformación. No es nada sencillo
transformarse. Mi primera transformación fue a la edad de cinco años, iba
corriendo detrás de un juguete cuando la luna impactó en mí y me transformé. Creo
que lo recuerdo como la peor experiencia de mi vida. Todo mi cuerpo tembló, me
sentía mal, además los huesos se rompieron al comenzar a crecerme. Ya os digo
una experiencia terrible.
Cuando conocimos al clan Vampiro, me hice amiga de Carla la
hija del jefe del grupo, éramos inseparables yo pasaba sus transformaciones y
ella las mías. Hasta que un día en nuestra juventud nos dimos cuenta que nos
amábamos.
¿Cuándo se lo contaríamos a nuestras familias? No podíamos,
era impensable juntar dos clanes tan… diferentes. Así que hasta nuestra mayoría
de edad lo estuvimos ocultando, paseábamos de noche y por el día intentábamos
no mostrarnos el cariño mesurado que teníamos la una por la otra.
Cuando llegó mi mayoría de edad, mi padre al ser el jefe de
nuestro clan decidió sin contar conmigo que era hora de casarme con alguien de
la familia para que perdurara la sangre licántropa. Yo me revelé, me negué y hui
de casa. Ciertamente fue algo equivocado. ¿Quién pagó el pato de esto?
CARLA
Nunca en la vida me había sentido tan feliz y llena cuando
conocía a Lúa, ella tenía dos años más que yo cuando nos encontramos en el
claro, su clan era un poco diferente a la hora de tratar a las mujeres, siempre
llevaba guardaespaldas, parece ser que las mujeres son la clave para continuar
con el gen lobo. En nuestro caso, son los hombres, así que me doy con un canto
en los dientes por no ser yo la que deba transmitirlo, aunque por desgracia aún
no hay forma de que los hombres puedan tener hijos.
Mi forma de ser desespera a mi familia, me suelo ir por las
ramas y olvidarme el tema que nos trae a ti y a mí a esta historia.
Sigamos, Lúa era una niña especial, me quería tal cual era
con mis defectos e inquietudes, cuando llegamos a la mayoría de mi edad, que no
eran los 18 como los lobos, sino los 16, comencé a desarrollar amor por ella. ¿Qué
iba hacer si estaba enamorada de una loba y ella de mí? Yo lo sabía, tengo un
don especial, veo las uniones de los corazones. El nuestro iba a ser épico.
Mi padre por desgracia se enteró antes que el de Lúa, me
obligó a permanecer en casa durante las lunas llenas, ya no podía acompañarla
para transformarse pero por desgracia mi corazón se resentía. Cuando Lúa se
enteró que la iban a casar con alguien que no amaba se enfureció y se escapó.
El Rey Lobo, pensó que se había ocultado en nuestro clan y
pidió permiso a mi padre para buscarla aquí. Él dio su permiso además de
ponerle en conocimiento de porqué su hija se había negado. Él entró en cólera
diciendo que jamás aceptaría esa unión, era… una falacia y más porque éramos
dos mujeres.
Nunca olvidaré cuando Lúa lo escuchó, nuestros corazones se
rompieron. Luché como nunca para que se dieran cuenta que era una equivocación
pero no se dieron cuenta hasta que fue demasiado tarde…
LÚA
Cuando escuché por boca de mi padre que jamás volvería a ver
a Carla, mi cuerpo que en ese momento se hallaba en plena transformación, me
unió a la luna. Lo que hizo que ya no deseara volver a ser humana. Era la
maldición de la luna. Acababan de condenarme a ser esclava de ella.
Me volví loca, Carla me buscó durante días igual que mi
familia, pero nadie dio conmigo, ya que ya no pertenecía a ninguno de ellos,
solo a la luna. Yo la obedecía.
Por suerte, di con un lobo que había perdido su corazón por
culpa de una tribu cercana al matar a su amor. Me explicó como volver a ser yo
misma y volver con Carla. El proceso no fue fácil, primero debía hablar con mi
familia y explicarles que si no tenía el amor de ella jamás volverían a verme.
Fue duro, pero ahí estuvieron todos ellos. No faltó nadie de
las dos tribus, mi padre casi le da un infarto cuando aparecí en mi forma loba,
él no estaba preparado para verme tal cual era… un monstruo.
Gracias a los dioses, Carla también fue y así fue como volví
a ser humana.
CARLA
Aunque nuestra relación seguía sin ser bien vista en las
tribus conseguimos vivir tranquilas durante un tiempo y más cuando se descubrió
gracias al nuevo amigo de mi chica, un libro que hablaba de las parejas
formadas por amor entre especies. Ella me complementaba y yo a ella, de esta
forma ninguna de las dos volvería a transformarse salvo que una de ellas
rompiese el corazón a la otra o alguien a ellas.
Nuestros padres tuvieron que “aceptar” a su manera claro
está. Nos abandonaron en un claro donde había una casa, ahí solo podíamos
vernos cada noche, durante el día no podíamos ser pareja. Era tabú.
LÚA
Como os decía no podíamos abandonar todo por nosotras
dependía mucho algo que había en las tribus y era nuestra pequeña. Sí por
suerte para nosotras fui bendecida por la luna con una cría. Pero no era hija
nuestra al 100%, sino que en una de mis excursiones estando fuera de sí, me
encontré a un bebé recién nacido en una canasta. ¿Sabéis a quien me recordó?
Al cuento que me contaba mi abuela sobre un niño mono. En
este caso era una niña, más bonita.
Los clanes asombrados por todo lo que había pasado con mi
estado y demás decidieron darnos una oportunidad, también por el bien de la
pequeña. Porque… ¿a quién se la íbamos a devolver?
CARLA
Por suerte o desgracia no lo sé, la niña se quedó en los
clanes, un tiempo lo pasaba con uno y otro con el otro. El problema venía que
la estábamos volviendo loca, tenía momentos que no sabía con quién estaba y se
echaba a llorar. Fue cuando decidieron que había llegado el momento de
echársela a suertes.
Sí como lo oís. Nos obligaban a estar “separadas” y ahora
pretendían jugarse a la niña en los dados o en otro juego similar. Pues no,
nosotras no lo permitimos.
Dos noches después de darnos cuenta que ya no nos
transformábamos cuando debíamos, cogimos a la niña, dejamos una nota y nos
escapamos.
Pero claro, teníamos un problema, ¿dónde deberíamos ir? No
se nos ocurrió otra idea que refugiarnos en la cabaña del prado hasta encontrar
un sitio mejor. Ahí fue el primer lugar donde nos buscaron.
Cuando nos resistimos y les amenazamos comenzaron a tomarnos
en serio. Creo que fue la primera vez que vi sonreír a la pequeña.
Tanto mi padre como el de Lúa, decidieron dejarnos ir con
una condición, que nos fuéramos de sus tierras cuanto antes, era vergonzoso esa
situación. Así que tomamos una decisión y fue la más acertada.
CARLA Y LÚA
Desde entonces vivimos en paz junto a otras parejas. Por
suerte Dan el licántropo que Lúa se encontró convertido nos llevó a un lugar
mágico. Donde no solo había parejas de nuestro estilo sino más tipos de
personas que deseaban vivir en paz.
La pequeña siguió creciendo y ahora es una jovencita
adorable que tiene locos a todos los chicos de la comuna. Debo decir que Carla
la tiene prohibido salir de la comuna y yo, la tengo malcriada y de vez en
cuando la dejo salir un ratito.
¿Quién sabe si no encontrará a alguien tan especial como
nosotras dos?
Me ha encantado el relato y me ha dejado con un gusanillo de intriga por saber más jajaja. Muy bien E. La Torre.
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