Hola a todos, hoy traigo otro relato nuevo, este también lo escribí para el grupo "Escritores y Lectores" de Facebook, sí os apetece entrar en él solo debéis pinchar en el nombre, arriba. Este es un relato algo subidito de tono.
Mi alma gemela
Nº de registro: 1804036447728
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#seduciendoallector
Me había despertado con una sensación de quemazón, no era
extraño ya que llevaba días soñando con ella, mi alma gemela. Lo había hablado
con gente que había pasado por ello, pero nunca me hubiese imaginado que me
pasara tan pronto. Vivía en una comunidad de seres sobrenaturales.
Ese día tenía que llevar unos cuadros a la galería de arte
de Antón, según mi sueño ahí encontraría respuestas, si no fuera así…
Suspiré prefería no pensar, cogí el coche y me dispuse hacer
las tareas impuestas por mi comunidad.
―Ishtar
espera, necesito que le lleves este cuadro a Antón. ―Miriam me miraba con esa
sonrisa que se le ponía cuando hablaba de su pareja.
―Vale, mételo
en la parte de atrás ―la indiqué desde la ventanilla del coche.
―Espero
que tengas suerte mi pequeña ―me dio un beso cuando llegó a mí.
Asentí
y me puse en marcha, la galería era pequeña pero tenía mucho éxito en el
pueblo, además desde la comunidad había pocos kilómetros.
Una
media hora después entré por la puerta y un choque de energía me hizo desestabilizarme,
miré hacia todos los lados y la vi ahí estaba ella me miraba con deseo y
pasión. El tiempo se paró ante mí y ante las pocas personas que había allí
reunidas, me olvidé de ellas di una zancada hacia ella, ella hizo lo mismo pero
a más velocidad llegando a donde yo estaba. Sus labios rozaron los míos, mi
lengua reclamaba lo que tanto antes había buscado, mis manos acariciaron sus
cabellos largos como a mí me gustaban, ignoré las miradas que notaba sobre
nosotras hasta que todo acabó.
―Ishtar,
por fin has… ―Antón paró de hablar cuando se dio cuenta que había interrumpido
algo más que un beso―. Perdón…
Me
separé de ella, pero con una promesa en mis ojos y en los suyos un deseo,
supimos que en breve estaríamos completas.
―¡Uys!
¿Tú eres la famosa Ishtar? Antón no para de hablar de ti, ya sabía que había
algo que se me perdía, discúlpame no me presenté adecuadamente, soy Audra la
pintora de estos preciosos cuadros ―dice señalando varias pinturas que cuando
me fijo pego un bote, soy yo pero sin que salga del todo mi cara.
―Antón
¿cómo es posible?
―Ya te
conté lo de las almas, ahora iros a acabar lo que habéis empezado aquí, pero
déjame las llaves del coche, para que pueda sacar los cuadros. ¡Venga iros!
Un par
de horas después estoy en la casa de Audra, es grande y bonita y por lo que veo
me ha estado pintando durante mucho tiempo, no me fijo en mucho más ya que sus
manos me están acariciando los pechos, gimo de placer y me giro, me olvido de
todo y doy rienda suelta a lo que me pide el cuerpo.
Cerca
de nosotras hay un sofá donde nos tiramos a él con desesperación, la ropa
desapareció en un plis, no hablamos solo nos dejamos llevar, nos agitamos en un
baile lleno de sensualidad, su cuerpo está sobre el mío, ambos calientes y
ardientes por la pasión desmedida, me roza, la rozo mientras nos abrazamos
juntas, nos besamos desesperadas fuertemente con valentía sus dedos rozan mi
sexo el cual está vibrante esperando a ser regado por dulces caricias. Un
mordisco me devuelve a la realidad, está culminando la unión; mi sangre pasa a
su boca y es cuando yo hinco mis dientes sobre su cuello, gemimos a la vez.
Sus
dedos vuelven a introducirse lentamente dentro de mí, me intento acoplar a ella
pero me susurra despacio, sabe que al ser virgen tengo que ir con cuidado,
somos mujeres y sabemos cómo llevarnos al placer, continúa invistiendo mi sexo
hasta que noto como se levanta, no me dice nada pero tira de mí se hacia dónde
vamos, al llegar a su habitación saca un falo de un tipo de piel me da igual
quiero sentirla dentro y por eso cuando ya está acoplada a él me tumbo junto a
ella pero esta vez la dejo colocarse encima de mí, por fin asiento y ella me lo
introduce muy lentamente hasta que siento como se rompe algo dentro de mí, gimo
suficientemente alto para saber que el dolor se irá pasando, pero su boca me
saborea para que lo pase junto a ella. Cuando comienza a cabalgarme mi estado
es de embriaguez estoy en un mar de éxtasis quiero más pero debemos
intercambiarnos ella también debe sentirlo, al cabo de un largo tiempo ambas
estamos tumbadas dándonos mimos y sobre todo amor, por fin nuestras almas están
completas.
Derechos
registrados © E. La Torre
Precioso relato.
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