Antes de que leáis la historia, quiero haceros ver que es una historia que escribí con 15 o 16 años y estaba influenciada por el bullying al que me sometían mis compañeros, supongo que todo influye. Quizás tenga fallos si es así lo siento, la he revisado varias veces antes de subirla por aquí. También la tengo registrada.
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Imágenes sacadas de
Pixabay
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Manuel es un chico muy cerrado, le gusta los videojuegos, el
ordenador y salir con sus amigos. Su mejor amigo se llama Rafa, un colega
americano que está pasando en España sus vacaciones en casa de Alberto. Alberto
es quien le pasa los deberes a Manuel, Silvia es la novia de Manu, una chica
muy estudiosa y muy buena profesora. Todos estos chicos tienen entre 15 y 17
años y tienen sus problemas.
El martes, Manu, se encuentra con Alberto que le cuenta que
el fin de semana hay una fiesta en casa de una amiga de Silvia, y que ha
invitado a toda la clase y a los de
segundo de BUP, también.
―No
sé si podré ir, porque mis viejos seguro que no me dejan, entre el curro y los
exámenes no tengo tiempo ―comenta
Manuel.
―Inténtalo,
vale tío. Líbrate de ellos, y vente ―le
responde Alberto, dándole una palmada en la espalda.
―De
acuerdo iré. ―Afirma
Manuel no muy convencido.
El miércoles, le dan las notas a Manu, le han quedado cinco,
mates, lengua, naturales, ciencias sociales e inglés. Cuando llega a casa no
están sus padres, por lo que no tiene de que preocuparse, a la noche entra su
padre en la habitación y le observa.
―Dame
las notas, Manuel. ―Le
inquiere el padre, extendido la mano.
―Es
que… ―Titubea él.
―Es
qué, ¿qué?
―Nada,
padre. ―Metiendo la
mano en la cartera―. Toma
―dice temblando. El padre toma las notas, y le mira furioso―. ¿Cómo que te han
quedado tantas? ― le
grita.
―No
es mi culpa, me tienen manía. ―Se
encoge Manuel en la silla.
―Ni
manía ni ocho cuartos, es que no has dado pie con bola en todo el trimestre,
este fin de semana no sales y ya hablaremos de tu paga.
Manuel le pensaba contestar “ya veremos”, pero le da miedo y
se calla.
El viernes por la noche, se va muy pronto a acostar con la
excusa de que está cansado, pero en realidad se va a la fiesta de Silvia, en la
mochila lleva dinero y también las llaves de la moto.
Cuando llega a la fiesta le dicen todos que pensaban que ya
no iba a llegar, Manuel sonríe contestando que eso no se lo perdía.
Manu, llega a las seis de la mañana todo borracho y drogado
se acuesta y se levanta solo a la hora de comer, gracias a su madre le levantan
el castigo, el problema es que vuelve a salir, y se va con toda la pandilla a
buscar pastillas.
Manuel, vuelve a llegar tarde, pero pronto según él, ya que
solo son las once, pero de la mañana, ese mismo día, su padre le echa la
bronca.
―Encima
que te dejamos salir, llegas a estas horas, ¿qué piensas que somos tontos o qué?
―le dice con tono
severo.
―Pero
si solo son las once ―responde
Manuel, rascándose la cabeza.
―Y
encima con estas salimos, ¿no?, cuando nos separemos te vendrás conmigo y
sabrás lo que es bueno.
―¿Cómo
que os voy a separar? ¿Y sí yo no quiero qué vas hacer, obligarme?, contigo
jamás me iré. ―le
grita Manuel.
―¿Cómo
dices? ―Le inquiere
su padre―. Tú harás
lo que yo diga. Y ahora vete a estudiar.
Al día siguiente Manuel, se marcha con la moto al curro, que
está frente al instituto, para recoger el sueldo del mes, cuando tiene el
dinero en la mano, piensa que está harto de todo y necesita despejarse, así que
decide irse al pub que suelen ir cuando salen, allí venden material del bueno, así que decide comprar algo para ponerse un
poco, necesita llamar la atención a sus padres, así que decide beber algo antes
de volver a clase, pero una vez que ha salido del local, su mente ya no
responde. Coge la moto y se va a una zona que usan para carreras ilegales.
Cuando llega a una curva, se para pocos metros atrás, y
quitándose la chaqueta la deja en el suelo junto a dos notas, una para su novia
en la cual le dice “que la quiere” y la otra para su familia, en la que pone “dejaré
de daros problemas”.
Coge la moto, da al acelerador y sale disparado contra la
curva cayendo al vacío.
Por la mañana, Silvia, que no se lo cree se va a casa de
Manuel, porque su madre le ha dado esa mala noticia, cuando llega a la casa no
puede aguantar más las lágrimas y estalla diciendo “es muy triste acabar tan
joven con una vida como la suya”, sale corriendo y se pierde por la calle.
Los padres de Manuel, ya no se separan, porque tienen que
afrontar que lo sucedido es culpa de ellos, no le prestaron toda la atención
que el chico pedía.
FIN
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