Hoooooola vuelvo por aquí con un nuevo relato que me vino la inspiración en clase. ¿De qué? Os preguntaréis, no os lo diré, espero que os guste. Está registrada.
NOTITAS DE PASIÓN ARDIENTES
Nº De Registro: 1707032835967
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Miriam llegó pronto al centro donde comenzaría un curso que
había solicitado en la oficina de empleo de su barrio, como nunca antes había
estado por la zona del sitio fue antes de lo previsto, entraba a las nueve de
la mañana y eran las ocho y media. Se fijó que había más personas allí así que
cuando vio que eran casi las nueve subió a la primera planta y la enviaron a la
tercera.
Cuando llegó arriba, después de subir muchas escaleras se
encontró con varias clases y los baños, esperó al resto de compañeros y
entraron en la primera clase que tenían en frente. Ella como no veía muy allá
se puso en la segunda fila junto a varias compañeras, se presentaron y su
compañera más cercana era Marta una joven que venía de fuera.
Cuando llegó el profesor se presentó, realmente estaba muy
bueno pensaron varias compañeras. Miriam babeó y se lo comentó a Marta, ambas
se rieron por la afinidad de pensamientos. El profesor ni se inmutó estaba
acostumbrado a ese tipo de comportamientos de las féminas de todos los cursos que
daba.
Pasaban los días y Miriam cada día estaba más colgada de su
profesor, él era temible. Daba las clases con mano dura y metía mucha caña, no
dejaba ni respirar al personal. Pero ella no se rendiría y seguía pensando cómo
podría tener algo con su profesor el cual cada día estaba más pendiente de
Marta y Miriam.
El quinto día de clase, Miriam llegó como siempre antes se
sentó a esperar a que comenzara la clase, cuando comenzó el aula estaba en
completo silencio salvo por la voz aterciopelada que salía del profesor,
mientras él explicaba ellas dos se dedicaban a enviarse notitas y se reían en
bajito para no ser descubiertas, siempre intentando prestar atención a lo que
decía el profesor.
Mientras el profesor se había fijado en las dos alumnas las
cuales seguían a lo suyo, él se acercó a ellas cogiendo una de las notas y la
leyó en voz baja maldiciendo demasiado alto.
“Con ese pantalón se le marca el paquete, está divino. Para un polvo”
Tuvo que carraspear varias veces hasta que al final tuvo que
dar cinco minutos de descanso para enfriarse el calentamiento tonto que acababa
de tener por culpa de ellas.
Cuando comenzó a bajar las escaleras oyó unos pasos detrás
de él, se dio la vuelta y se encontró de cara con Miriam que le miraba con una
mezcla de inocencia y maldad.
―
¿Por qué me sigues? ―Preguntó
él desconcertado.
― No se
haga el estrecho profesor, no le pega ―respondió ella sonriente.
― No sé
de qué me hablas ―indicó este moviendo la cabeza.
Miriam
resignada se encogió de hombros y se volvió hacia el pasillo que daba la clase,
no sin antes suspirar sonoramente, pero antes de llegar a entrar fue abordada
por él.
―
Espera. ―La giró mirándola con asombro.
― ¿Y
ahora qué?
―Respóndeme
a una pregunta.
― ¿A
cuál querido profesor?
― ¿Te
gustan los riesgos? Piénsala y en el siguiente descanso me respondes. ―La dejó
allí mientras él se giraba sonriendo con su mirada de “El temible”.
Cuando
Miriam entró en clase se sentó pensativa, querría jugar… se preguntó
mentalmente mientras veía que él volvía a entrar en clase y se acercaba
sutilmente a ella dejando caer una pequeña nota que quedó reposando sobre sus
apuntes. La clase continuó y ella la guardó en su otra mano hasta poder leerla.
Cuando
puso un ejercicio ella por fin pudo abrir la notita que ponía solo una línea:
“Si juegas, te quemarás, pero si aún sigues queriendo jugar, a las 12.30 te espero en el portal de al lado del centro”
Por fin ella sonrió y le guiñó un ojo al profesor, este supo
que había aceptado de inmediato, lo que pasara en esa media hora nadie lo
sabría solo ellos dos.
A la hora acordada se acercó Miriam con ganas y nerviosismo
para ver al profesor, ahí estaba él con su pantalón y su camisa negra. «Como le ponía».
Cogió a Miriam de la mano y la metió en el portal, no sabía
dónde la llevaba pero se notaba que tenían prisa ambos deseaban lo mismo.
Demasiada pasión contenida en los días que llevaban juntos. Vio como abría una
puerta y se metían dentro, había una mesa con una silla, ella levantó la ceja
pero no dijo nada no le dio tiempo.
Miriam se sentó en la silla, la cual era normal sin brazos a
los lados, se deslizó la falda que llevaba y se quedó en ropa interior, él se
lamió los labios con ganas de saborearla, se agachó posando sus dedos en la
ropa interior que llevaba puesta y quitándola con suavidad deslizándola hacia
abajo. Volvió a subir la cabeza, haciendo que su boca se posara en sus labios
conteniendo un jadeo, la besó con pasión mientras la levantó y ella le quitó
los botones del pantalón para dejar al aire su miembro, sin duda su necesidad
era enorme ya que ya estaba dispuesto.
Él sonrió al ver como Miriam, le empujaba con suavidad
contra la silla para que él se sentase. No sabía lo que esperar de ella, era
una fierecilla, le sorprendió al sentarse encima de él con las piernas
abiertas, introduciéndose el miembro completamente en su interior. Antes de
besarla por segunda vez la susurró tenemos 30 minutos. Ella asintió y comenzó a
moverse sensualmente sobre él, deseosa de que él se corriese en ella, no sin
antes susurrarle “tomo la píldora, no tengas miedo”, él volvió a devorar su
boca y parecía que ambos danzaban juntos. Antes de correrse en ella la cogió en
volandas con suficiente fuerza como para sentarla en la mesa y empotrarla con
todas sus fuerzas. Dos minutos después él se corría junto a ella y se relajaban
sonriendo.
―
¿Mañana más, profesor? ―
preguntó ella con ganas mientras se volvía a poner la ropa tal cual se la había
quitado.
―
¿Quieres más? ― respondió con otra pregunta él.
― Por
supuesto, no acabé contigo tan pronto. ―Sonrió mirándole a la cara y lamiéndose
los labios para luego cogerle de la mano y tirar hacia fuera de esa pequeña
aventura.
Días
después quedarían para hacerlo en más lugares fuera del ámbito escolar, lo que
no sabían ellos dos que eso conllevaría a que acabarían enamorándose el uno del
otro.
FIN
Me ha gustado mucho y te animo a escribir más.
ResponderEliminarComo todos tus relatos se me queda corto, asi es que escribe, escribe y escribe...para poder leer, leer y leer...
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